Sé todo lo bueno que puedas

Testimonios

A la hora de aprender a vivir una vida con sentido, pocas cosas hay más poderosas que los testimonios de vida de otras personas. Tienen el valor de la verdad y de ser algo que es posible de ser hecho por cada uno de nosotros.

Cuando era más joven era muy común escuchar a las personas decir cosas como estas:

“Por qué habría de dejar de tirar papeles en la calle si igual nadie más lo hace.”

“Qué pude cambiar que haga algo entre tanta gente que no hace nada.”

“Eso no es para aquí.”

Honestamente, y para decirlo en pocas palabras, con una mentalidad así estamos fritos desde el vamos.

En el cine y las series podemos encontrar a ese héroe o heroína, muchas veces solitarios, capaces de enfrentar y hacer lo que el común de los mortales no podemos hacer. Sí, sí, todo muy lindo. El problema con esas historias es que, sin quererlo, nos dicen que eso no es para nosotros y nos dejan impotentes. A menos que fuéramos Superman o la Mujer Maravilla nada podremos hacer contra el mal o las catástrofes de cualquier índole.

Sin embargo, cada vez que somos testigos de alguna buena acción o actitud en la que está involucrado «alguien como uno», como el vecino al rescate, la maestra de campo caminando horas para ir a dar clase, el señor que encontró la billetera y la devolvió… eso importa, si él o ella pueden ¡yo también!

El cambio que precisamos no va a venir de arriba, lo hacemos entre todos.

Durante esta pandemia del Covid19 todos vimos cómo había personas que no eran capaces de ver al otro y hacerse cargo de las consecuencias de sus acciones, personas incapaces de comprometerse colectivamente desde la fundamental noción del «bien común».

Durante la pandemia vimos gestos de rechazo y segregación detestables. Vecinos quemando la casa de alguien que trabajaba como personal médico por miedo al contagio.

Durante la pandemia, también vimos y aplaudimos el esfuerzo y compromiso abnegado de todo el personal médico o la ayuda de jóvenes voluntarios haciendo las compras y las diligencias que necesitaban las personas mayores para no ponerse en riesgo.

Las crisis siempre ponen al descubierto lo mejor y lo peor de nosotros, los seres humanos. Aprender y evolucionar de ellas es el desafío y lo necesario.

Como dije más arriba, la acción correcta tiene el valor de verdad -no lo que decimos que debe ser hecho – y tienen el valor de ser algo que está al alcance de todos poder hacer.

Por eso, hoy, te propongo dos cosas:

1
Sé más que bueno, sé todo lo bueno que puedas.

2
Compartí en tus redes esos pequeños actos cotidianos de bondad de los que seas testigo, para que la mayor cantidad de personas los conozcan y se inspiren en ellos.

Todos los comentarios son bienvenidos. Y si lo que leíste te pareció interesante te agradezco que compartas en tus redes. 

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Autor: Lia Goren

Interesada en el enfoque de las relaciones humanas desde la perspectiva de redes y la complejidad, el pensamiento sistémico, la ecoalfabetización y la biología cultural. Terapeuta y consultor familiar y educativo abocada a la temática de la convivencialidad y la sostenibilidad. Capacita en el Enfoque EcoMind, una síntesis de su trayectoria y las ideas y prácticas que favorecen la vida en comunidad.

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