Las conversaciones son las vías por las cuales circula nuestra humanidad.
Los seres humanos nos desarrollamos y sostenemos en el continuo fluir de las conversaciones que establecemos los unos con los otros, ese entramado diario hecho de gestos y palabras. Un trozo de pan alimenta nuestro cuerpo, sin embargo, cuando ese pan nos llega de la mano que lo ofrece y las palabras de quién invita y quién agradece, ese mismo trozo de pan alimenta nuestra humanidad. De eso se trata ser humano.
Nuestra convivencia se dibuja en el tejido de los lazos que establecemos a través de la palabra y el conversar se nos hace tan vital como el agua que bebemos. A los seres humanos no nos alcanza con mantenernos vivos, puesto que el estar vivo no es condición suficiente para sentirnos bien. Es la calidad de la convivencia la que garantiza el buen vivir y una vida digna para todos.
Mi interés personal alrededor de la temática del diálogo y las relaciones me fue llevando a observar que los patrones de comunicación aprendidos a medida que crecíamos cargaban con supuestos acerca de lo que significa estar en relación, acerca de lo que se juega en las relaciones. Se trata de patrones de interacción que impiden la sana convivencia o, lo que es lo mismo, la salud.
Para mi alegría, cada vez somos más quienes creemos en la necesidad de promover cambios en nuestra manera de concebir lo posible y lo saludable en nuestras interacciones con el mundo humano y no humano que habitamos.
Confío en que cada vez más podamos participar de experiencias que nos permitan ver que la buena conversación nos enlaza y en ella nos configuramos, entre todos, como la red que sustenta y mantiene vivas y creativas a nuestras comunidades.
Todos nosotros somos más inteligentes que cualquiera de nosotros.
Tomé en préstamo este título a Keith De La Rue a quien, como todos imaginarán, no conozco, pero que ha tenido la enorme gentileza de compartir en la web un excelente documento titulado The art of conversation: All of us are smarter than any of us.
La importancia del conversar se fundamenta en el reconocimiento de que el conocimiento es lo que resulta de todas nuestras interacciones. Hace un tiempo ya que está rodando el concepto de Inteligencia Colectiva (Co-Intelligence) y con él se quiere expresar y reafirmar el hecho de que, contra nuestras nociones aprendidas hasta hoy, el conocimiento es un producto social.
Cualquiera podría decirme que todos conversamos todo el tiempo y que, con seguridad, todos aprendemos de esas interacciones. Sin embargo, lo hacemos de manera conservadora, pues replicamos una y otra vez unos modos de vivir que no están produciendo un mundo mejor.
El problema, es que la dinámica de nuestras interacciones sigue fuertemente orientada por el principio del poder y la competitividad. Está sustentada en un formato racionalista de verdades únicas y pensamiento excluyente. Las cosas son de una manera o de otra, o es como yo lo veo o no es nada . Podría dar tantos ejemplos acerca de lo bien que sabemos sostener las diferencias y lo poco que sabemos pensar de un modo colaborativo e inclusivo.
Y dado que en este blog intento invitar a la proactividad, pasaré a compartir algunas de las actitudes o disposiciones de ánimo que se requieren para hacer de una conversación una experiencia gratificante y nutritiva:
- Dispóngase a escuchar.
- Manténgase abierto y personal. Exprésese en primera persona y comparta su propia experiencia o ideas. Esto inspira la participación, el compromiso y la generación de nuevas ideas.
- En lo posible, sea breve.
- Intente comprender el punto de vista de otras personas. Evite el estilo de conversación habitual basado en el acuerdo-desacuerdo.
- Suspenda todo tipo de juicio acerca de quien habla y de lo que está siendo dicho; los juicios ocupan el lugar de la inspiración.
- No se preocupe en dominar la conversación.
Como dice Theodore Zeldin:
La conversación es como un encuentro entre mentes con recuerdos y hábitos distintos. Cuando las mentes se encuentran, no sólo intercambian hechos, sino que los transforman, los remodelan, interpretan sus diferentes implicaciones e inician nuevas líneas de pensamiento. La conversación no sólo se limita a barajar las cartas: crea nuevas cartas.
Sin las buenas conversaciones sanas y amorosas entre mis amigas y gente querida,
no podría haber sobrellevado situaciones muy dificiles que me han tocado vivir en estos ultimos tiempos.
La escucha atenta y amorosa que permite la interrelación real y presente, auténtifica nuestras percepciones y sensaciones.
Brindo por la conversación que tuvimos ayer con Sebas sobre la vida y la muerte, el mas alla y el ahora hasta las 4 de la mañana esta madrugada de Lunes.
Un abrazo Lia.
Gracias
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Brindo por vos y con vos y con Sebas. Por los buenos momentos compartidos!!
Abrazo grande.
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